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Las elecciones como eje

Rosendo Fraga Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

El año próximo tienen lugar las elecciones presidenciales, como cada cuatro años. La primera vuelta se realiza el último domingo de octubre; la segunda, de haber, cuatro/tres semanas más tarde, y la asunción del nuevo Gobierno el 10 de diciembre.

Además de presidente y vice, se renueva la mitad de la Cámara de Diputados de la Nación elegida en 2017 y los 24 senadores que asumieron en 2015.

Este será el eje central del escenario político argentino en 2023, el que influirá sobre la problemática económica y social, que al finalizar 2022 da muestras de tensiones e incertidumbres importantes.

Los últimos meses del año que finaliza mostraron que la lucha por las candidaturas en los dos espacios principales, el Frente de Todos en el oficialismo y Juntos por el Cambio en la oposición, es el tema político dominante, aunque falte un año para las elecciones.

El Congreso finaliza sus sesiones ordinarias el 1° de diciembre y recién las reanuda tres meses más tarde, el 1° de marzo. La experiencia histórica muestra que, en los años electorales, la tarea del Congreso baja y ello se intensifica a medida que avanza el año.

En 2022, el Ejecutivo está logrando que el Congreso apruebe en tiempo y forma el Presupuesto para 2023. No será fácil que suceda lo mismo con el de 2024. Una oposición con posibilidades de ganar no dará quorum. Así, la “ley de leyes” sería lo primero aprobado por el nuevo Congreso antes de finalizar el año.

En marzo, el comienzo de las sesiones ordinarias coincidirá con la intensificación de la lucha interna en los dos espacios principales por las candidaturas, algo que no sucederá en el tercero que lidera Javier Milei, que no enfrenta alternativas que lo desafíen.

Lo más probable es que las PASO se mantengan. Ello obliga a que aproximadamente en mayo, quienes decidan ser candidatos definan que lo serán.

Hoy no es fácil anticipar quiénes lo serán tanto en el oficialismo como en la oposición. En esta última, resulta probable que el candidato a presidente provenga de las filas del PRO, el socio principal en Juntos por el Cambio. En principio, los nombres de Mauricio Macri -aunque hasta ahora no confirme su intención- Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich parecen concentrar las posibilidades.

En cuanto al radicalismo, su verdadero interés, más que colocar al vicepresidente, está en la Jefatura de Gobierno porteña, para la cual promueve a Martín Lousteau.

En el oficialismo, hasta el mes de mayo la vicepresidenta Cristina Kirchner avanzará con su estrategia electoral, que consiste en permitir que su nombre sea propuesto como candidata presidencial desde las tribunas de los actos públicos del Frente de Todos. En el caso de que en mayo perciba que no tiene posibilidades de competir con éxito para el cargo frente a un candidato opositor, pasaría a ocupar la candidatura a senador por la provincia de Buenos Aires, la que obtendría, aunque el peronismo bonaerense quedara en segundo lugar. Ello implica que estaría en el Senado hasta el 10 de diciembre de 2029, es decir, durante toda la década.

Si ella compitiera en las PASO ganaría entre los votantes del Frente de Todos, pero no es lo más probable que lo haga. Las posibilidades del presidente Alberto Fernández de competir en las primarias obligatorias no parecen muchas y las del ministro de Economía, Sergio Massa, están atadas a lo que suceda en los próximos meses con una economía frágil y difícil.

Las PASO tienen lugar el segundo domingo de agosto. Son una suerte de preelección que puede o no anticipar resultados. En 2019, el entonces presidente Mauricio Macri perdió por 15 puntos en ellas y en la primera vuelta logró reducir la diferencia a solo siete.

En cuanto a Avanza Libertad, el partido de Milei, probablemente no usará las PASO para dirimir candidaturas, sino para mostrar su capacidad electoral de terciar en la puja presidencial.

Definidas las PASO, se pasará casi inmediatamente a la campaña electoral competitiva entre el Frente de Todos, Juntos por el Cambio y Libertad Avanza. Hoy resulta imposible pronosticar un año antes un resultado electoral. Los comicios brasileños fueron elocuentes. Cuatro meses antes de la votación se pronosticaba un triunfo en primera vuelta de Lula por una diferencia de entre 15 y 20 puntos, que luego, en la segunda vuelta, quedó reducida a menos de dos.

Por eso puede ser un poco aventurado negar cualquier posibilidad electoral del oficialismo. Cabe recordar que Argentina tiene un sistema electoral particular, que no es el de segunda vuelta que tienen Francia, la mayor parte de Europa, Brasil, Uruguay, Colombia, Chile o Ecuador, entre otros. Si fuera así, el pronóstico sería más fácil, dado que con una economía complicada es difícil para un gobierno alcanzar el 50%. Pero en Argentina si el primero llega al 40% y tiene 10 o más puntos de ventaja sobre el segundo candidato, ya gana en primera vuelta.

Alcanzar este porcentaje con una economía difícil no es imposible para un gobierno en Argentina. Macri perdió hace cuatro años con 41% en primera vuelta y Angeloz, ya iniciada la hiperinflación, obtuvo 38%. Con una oposición unida, que el Gobierno llegue al 40% es irrelevante, pero con una oposición dividida no lo es. Que Milei llegue a la segunda vuelta es un escenario improbable, pero no imposible. Fenómenos como el que él representa hoy son comunes en Occidente.

En cuanto a las elecciones provinciales, la mayoría serán adelantadas. Comienzan ya en marzo de 2023 con las de Catamarca y Neuquén. De ahí en adelante, más de dos tercios también las adelantarán escalonadamente hasta las semanas previas a la elección nacional. Pero tanto la provincia de Buenos Aires como CABA parecen decididas a mantener la fecha junto con las presidenciales.

El Poder Judicial es un actor institucional, pero sus decisiones en un país como la Argentina suelen tener efectos políticos. Es posible que la vicepresidenta tenga más de una condena en primera instancia en las causas que la involucran. Pero no hay posibilidad de una sentencia definitiva que le impida ser candidata.

Pero la política es el campo del imponderable, es decir, esos hechos o situaciones que no pueden preverse y que modifican escenarios. El atentado contra Cristina Kirchner fue un ejemplo de ello en 2022. Otras situaciones pueden darse en áreas como la economía o lo social.

2023 es un año electoral, pero lo que suceda con la economía será fundamental para la política. VL

Puede ser un poco aventurado negar cualquier posibilidad electoral para el oficialismo”

Un Año A La Expectativa

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2022-11-29T08:00:00.0000000Z

2022-11-29T08:00:00.0000000Z

https://elcronista.pressreader.com/article/289442149798755

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